Vivir en uno de los “países más felices” del mundo podría no ser del todo bueno, ya que, según un estudio reciente, las personas que viven en alguna de las naciones que ocupan los primeros lugares en felicidad podrían experimentar demasiada presión social por “ser felices”.
Y es que, si bien la felicidad es una experiencia valiosa, enfatizar demasiado la positividad puede crear una norma emocional inalcanzable que, irónicamente, compromete el bienestar individual señala un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature.
¿Por qué vivir en uno de los países más felices podría no ser tan bueno?
De acuerdo con la investigación, la presión social que sienten las personas que viven en uno de los “países más felices del mundo” para estar felices y no tristes está relacionada con el bajo bienestar de éstas.
“Nuestros hallazgos resaltan el vínculo de correlación entre la valoración de las emociones sociales y el bienestar individual, y sugieren que los altos niveles nacionales de felicidad pueden tener desventajas para algunos”, señala la investigación.
Y es que si bien, los seres humanos valoran la felicidad y en el mundo las personas comparten una aspiración similar de llevar una vida feliz y satisfactoria, los científicos aseguran que también se ha reconocido que la búsqueda personal de la felicidad en sí misma puede tener consecuencias para el bienestar en tanto a “cómo valoramos la felicidad nosotros mismos y cómo la sociedad en la que vivimos enfatiza la importancia de ser feliz”, señala.
Esto se debe a que, en términos generales, “la felicidad indica realización y funcionamiento óptimo y está asociada con la prosperidad personal en varios dominios de la vida como el trabajo, las relaciones sociales, la salud física, entre otros; así como un florecimiento social en los frentes económico, social y político”.
Esto se evidencia en los numerosos entrenadores de felicidad, campañas y libros de autoayuda que brindan consejos y trucos para cultivar la mentalidad más positiva pero también, de manera más implícita, en las vidas aparentemente perfectas de influencers en las redes sociales, y en la cantidad de rostros sonrientes y alusiones a la felicidad en comerciales y revistas.
Sin embargo, los expertos sugieren que esto lleva a que la experiencia natural de la emoción negativa sea fácilmente estigmatizada, además de ser considerada como una mala adaptación para el bienestar mental y como algo problemático que necesita “una cura instantánea”.
“Los sentimientos ocasionales de estrés, tristeza o ansiedad son una realidad inevitable para todo ser humano, lo que hace prácticamente imposible cumplir constantemente con la norma aparentemente estricta de ser feliz”, dicen los expertos.
¿Cómo se pueden sentir las personas que viven en los “países más felices”?
Debido a que el “estándar de felicidad” es inalcanzable, éste revela fácilmente las discrepancias entre la vida emocional real y las emociones que la sociedad aparentemente aprueba, y las personas que intentan cumplir con las expectativas sociales desencadenan emociones negativas, autoactitudes pesimistas y respuestas reflexivas.
La presión ejercida por sus amigos, familiares o colegas para presentarse de una manera demasiado positiva y evitar la negatividad, también provoca un aumento de la emoción negativa tanto en términos de intensidad como de duración y desencadena la soledad.
“En el ámbito clínico, la valoración excesiva de la positividad se ha relacionado con más síntomas depresivos tanto en muestras de adolescentes, como de adultos y en comparación con los controles sanos, los pacientes deprimidos tienen creencias más fuertes de que deberían sentirse más positivos y menos negativos”, sostiene el estudio.
“Dentro de los individuos, percibir la presión social para no sentirse negativo, paradójicamente, predice aumentos en la sintomatología depresiva a lo largo del tiempo”.
Los expertos concluyeron que “sentir presión social para estar feliz y no triste se asocia con una menor satisfacción con la vida, experimentar emociones positivas menos frecuentes e intensas, pero también en emociones negativas más frecuentes e intensas, y más síntomas de depresión, ansiedad y estrés”.
¿Cómo fue posible saber esto?
El estudio sugiere que los efectos nocivos de buscar la felicidad pueden variar entre las naciones, por ello los investigadores examinaron el vínculo entre la valoración social de la emoción y el bienestar en todo el mundo, para así proporcionar una mayor comprensión del vínculo importante entre la cultura y el funcionamiento emocional individual.
Para determinar cómo la presión social percibida para buscar la felicidad se relaciona con el bienestar subjetivo de las personas en todo el mundo, los expertos llevaron a cabo un estudio transnacional que incluyó 40 países y siete mil 443 participantes.
En él, examinaron si las asociaciones perjudiciales para el bienestar de esta presión sentida se replicaban en una amplia gama de países y para ello encuestaron a los participantes.
Posteriormente, analizaron el papel de los niveles globales de felicidad de las naciones como una fuente potencial de variación entre países que explica las asociaciones negativas de bienestar de la presión social sentida para sentirse positivo y no negativo.
Para finalmente desarrollar dos modelos multinivel con los diferentes niveles de bienestar subjetivo.