Aunque el olfato puede ser el sentido menos valorado por los humanos, un reciente estudio señala que hay una relación entre olor y amistad, es decir que las personas suelen elegir como amigos a personas con olores similares.
La investigación, publicada en la revista científica Science Advances, se apoya en una serie de experimentos con parejas de amigos. Usaron una nariz electrónica equipada con sensores capaces de detectar y clasificar la composición química para elaborar un perfil de 40 personas que formaban los pares.
Su aroma también lo tuvieron que oler olfateadores humanos. Los investigadores observaron que los amigos tenían perfiles más similares entre sí que con los demás participantes.
Los investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias de Israel señalan que el estudio reveló que las parejas que olían más similar tenían interacciones más positivas.
Pero oler igual podría deberse a que los amigos pasan más tiempo juntos, comen lo mismo o viven experiencias o en espacios comunes. Es decir, la amistad y el entorno provocarían que olieran de forma similar y no que sean los aromas los que forjan la relación.
Para evitar este sesgo de olfato los investigadores seleccionaron a amigos que habían iniciado una amistad reciente, llamada de “click”, una especie de “amistad a primera vista”.
Seleccionaron a decenas de personas que no se conocían entre sí y tuvieron que jugar a una versión del juego del espejo, en el que uno tiene que repetir lo que hace el otro.
En los resultados vieron que aquellas personas que mejor puntuaron en el juego compartían también tenían un perfil odorífero similar. De hecho, la nariz electrónica pudo adivinar en un 71% qué parejas funcionaron mejor.
Esto mostraría que el olor corporal contiene información que permite predecir la calidad de las interacciones sociales entre extraños.
El estudio concluye que esto no significa que las personas con olores diferentes no puedan ser amigos o que seamos como los animales y nuestras relaciones dependan del olfato, porque las relaciones humanas también dependen de otras señales y de construcciones sociales.