Una de las noticias falsas más difundidas en redes sociales acerca de las vacunas contra el COVID-19 es que afirman que las dosis contienen células de fetos, sin embargo, esto es completamente falso, dijeron expertos a Reuters.
Si bien algunas vacunas utilizan líneas celulares fetales durante su producción, obtenidas hace décadas y replicadas desde ese entonces en laboratorios, el producto final no contiene propiamente este material. Algunas de ellas son las conocidas como HEK-293 y PER.C6, obtenidas en 1973 y 1985, respectivamente.
Mauricio Rodríguez, vocero de la Comisión Especial de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para COVID-19, explicó que las inmunizaciones no poseen esas células fetales.
“Son productos súper purificados. Ni si quiera contienen elementos de estas. Se hacen pruebas de calidad para demostrar que no tienen nada de las células, ni el DNA, ni las proteínas, ni los lípidos”, aseveró el doctor, que es docente en la Facultad de Medicina de esa institución.
Rodríguez ahondó en lo que sí tienen las inyecciones autorizadas para su uso de emergencia en México: ARN mensajero, en el caso de Pfizer y Moderna; vectores virales no replicantes, en AstraZeneca, Sputnik, Cansino y Janssen (Johnson & Johnson); y virus inactivados, en Sinovac y Covaxin.
El vicepresidente de la Asociación Mexicana de Vacunología (AMV), Benjamín Madrigal, detalló por su parte que las inmunizaciones contra el COVID-19 no tienen “ninguna célula de un feto abortado”.
El pediatra infectólogo criticó el surgimiento de ideas, teorías o conceptos como este que muchas veces carecen de fundamento. “Hay una falta de conocimiento de cómo se crean; toman en cuenta lo que alguien comenta por ahí (que tienen las supuestas células) y, entonces, se imaginan que vienen de un feto directamente”, resaltó el experto.
Las dosis de las vacunas no contienen células de fetos
Algunas inyecciones de COVID-19 han utilizado células fetales que fueron replicadas en laboratorio para cultivos, conocidas como líneas celulares durante sus procesos de producción, las dosis en sí no contienen ninguna de estas, reiteraron ambos expertos.
En un artículo de la revista Science, informan que al menos cinco vacunas utilizan una de dos líneas celulares fetales humanas entre ellas: Janssen, AstraZeneca y Cansino.
Sin embargo, recalcaron que se ha trabajado con estas células de abortos electivos desde la década de los sesenta para fabricar diferentes inmunizaciones como la de la rubéola, varicela o hepatitis A.
Rodríguez destacó que una cosa es lo que se usa durante la fabricación de las dosis, y otra lo que contienen.
“¿A poco tienen acero inoxidable de los tanques donde las procesan? Pues no. Tampoco silicón de las mangueras por donde pasan”, aclaró el académico, que también es uno de los especialistas que conforman el Observatorio de Vacunas de la UNAM.
Madrigal, por su parte, describió que estas líneas celulares de cultivo son empleadas desde hace tiempo. Un ejemplo son las HELA, reproducidas en los cincuenta a partir de la extracción una muestra de un tumor canceroso de una mujer estadounidense, llamada Henrietta Lacks.
“Se multiplican y se multiplican de tal manera que, a la larga, son clones de células humanas. Pero no sirven más que para desarrollar o realizan el diagnóstico de enfermedades”, mencionó.
Madrigal apuntó que es necesario replicar el virus y tenerlo en grandes cantidades para producir ciertas inoculaciones.
“Para esto se usan las líneas celulares sobre cultivos, algo que se ha manejado a lo largo de decenas de años. La recomendación de la AMV es que las personas se sigan poniendo las inmunizaciones. ¿Cuál? La que haya. Nada más hay una vacuna mala, pésima: es la que no se aplica”, concluyó.