La luna se está oxidando y esto es muy desconcertante. Un grupo de científicos de la Universidad de Hawái y el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, ha descubierto que las latitudes elevadas del astro tienen óxido.
Los expertos encontraron “hematita”, es decir, una forma de óxido que requiere de oxígeno y agua, dos elementos que se supone no prevalecen en la luna, de acuerdo con el estudio publicado en la revista Science Advances.
“Es muy desconcertante. La Luna es un entorno terrible para que se forme hematita“, explicó el doctor en geociencias planetarias que dirigió la investigación, Shuai Li.
El artículo ofrece un modelo de tres puntos para explicar cómo se podría formar el óxido en un entorno así.
Para empezar, aunque la Luna carece de atmósfera, de hecho alberga trazas de oxígeno. La fuente de ese oxígeno: la Tierra.
El campo magnético de la Tierra se arrastra detrás del planeta como una manga de viento. En 2007, el orbitador japonés Kaguya descubrió que el oxígeno de la atmósfera superior de la Tierra puede viajar en esta cola magnética, como se la conoce oficialmente, viajando las 239.000 millas (385.000 kilómetros) hasta la Luna.
Ese descubrimiento encaja con el hecho de que encontraron más hematita en el lado cercano de la Luna que mira hacia la Tierra que en el lado lejano.
“Esto sugirió que el oxígeno de la Tierra podría estar impulsando la formación de hematita“, dijo Li.
La Luna se ha alejado poco a poco de la Tierra durante miles de millones de años, por lo que también es posible que más oxígeno atravesara esta grieta cuando los dos estaban más cerca en el pasado antiguo.
La tercera pieza del rompecabezas es el agua, explica la NASA. Si bien la mayor parte de la Luna está completamente seca, se puede encontrar hielo de agua en los cráteres lunares sombreados en el lado opuesto de la Luna.
Pero la hematita se detectó lejos de ese hielo. En cambio, el artículo se centra en las moléculas de agua que se encuentran en la superficie lunar.
Li propone que las partículas de polvo que se mueven rápidamente y que azotan regularmente la Luna podrían liberar estas moléculas de agua transportadas por la superficie, mezclándolas con hierro en el suelo lunar.
El calor de estos impactos podría aumentar la tasa de oxidación; las propias partículas de polvo también pueden estar transportando moléculas de agua, implantándolas en la superficie para que se mezclen con el hierro. En los momentos adecuados, es decir, cuando la Luna está protegida del viento solar y hay oxígeno presente, podría producirse una reacción química que induzca la oxidación.