Una insólita y épica ola de nubes ocurre cada semana en Venus, el planeta más cálido del sistema solar, con una temperatura en superficie de 465 grados centígrados (suficiente para fundir el plomo).
Este fenómeno atmosférico nunca antes visto en el sistema solar, se propaga a unos 50 kilómetros sobre la superficie de Venus. Atraviesa el ecuador desde las latitudes de 30º Norte hasta 40º Sur y puede llegar a extenderse 7,500 kilómetros.
Se ha descubierto que, desde 1983, este “muro” de nubes ácidas se propaga hacia el oeste con velocidades de casi 330 kilómetros por hora y un periodo de rotación de unos 5 días terrestres.
Esta es la primera vez que se observa una posible onda planetaria en la porción mas profunda de la atmósfera, en la cual juega un papel muy importante el efecto de invernadero que hace de Venus el planeta de temperaturas más elevadas del sistema solar, explica el estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters.
También se ha mencionado que la presencia de ondas atmosféricas de escala planetaria sería un elemento clave para entender la interrelación entre la superficie de Venus y su enigmática circulación atmosférica.
Debido a que la masa, tamaño, densidad y volumen de Venus son similares a los de la tierra, se les ha nombrado “planetas gemelos”. Empero, Venus resulta ser tremendamente diferente comparado con la Tierra.
La superficie de Venus tiene las temperaturas más altas del sistema solar. La atmósfera de Venus, que es unas 90 veces más densa que la de la tierra, está compuesta principalmente por dióxido de carbono, posee nubes de ácido sulfúrico y exhibe fenómenos atmosféricos únicos en el sistema solar.
“Dado que no se ha observado antes este fenómeno en la parte superior de la atmósfera de Venus a 70 kilómetros de altura, se puede confirmar que estamos ante una nueva onda atmosférica que es de vital importancia.
“Podríamos haber encontrado un mecanismo que permite transportar la energía de la atmósfera profunda a la atmósfera superior de Venus donde esta onda se disiparía”, explicó Javier Peralta, investigador International Top Young Fellowship.