Estudian por primera vez un tigre dientes de sable bien conservado
Un cachorro tigre dientes de sable, descubierto en 2020, fue objeto de estudio y los resultados sorprendieron a los investigadores.
El felino de unas tres semanas murió hace 37 mil años y su cuerpo fue encontrado en la república rusa de Yakutia, por lo que el frío lo mantuvo bien conservado.
Un estudio realizado por la Academia de Ciencias de Rusia y publicado en Scientific Reports, los investigadores revelaron detalles del animal que arroja luz sobre cómo era y compararlo con una especie parecida en la actualidad, como un león.
“Por primera vez en la historia de la paleontología, se ha estudiado la aparición de un mamífero extinto que no tiene análogos en la fauna moderna”, señalaron los investigadores.
Estudio sobre el tigre dientes de sable sorprende a investigadores
Los científicos descubrieron que su cuello era dos veces más grueso que el de un cachorro actual, mientras que su mandíbula estaba especialmente adaptada para albergar sus incisivos en forma de cono.
“Los descubrimientos de restos momificados congelados de los mamíferos del Pleistoceno Tardío son muy raros”, explicaron los investigadores.
También se descubrió cómo los dedos del cachorro los habrían ayudado a caminar sobre la nieve de la última edad de hielo.
Los restos que se encontraron del pequeño tigre dientes de sable fueron su cabeza, extremidades, patas y torso permanecido casi perfectamente conservado por el frío.
Los restos momificado del dientes de sable (Homotherium latidens), cuya vida tardía del Pleistoceno fue cortada por razones desconocidas, fue encontrado con su mitad frontal relativamente intacto, con huesos pélvicos incompletos, fémur y huesos de la espinilla encerrados en hielo cerca.
“Normalmente, los huesos de animales de este período son dispersados por los carroñeros y los elementos, mucho antes de que puedan ser encontrados por los científicos”, explicó Alexey Lopatin, uno de los autores del estudio.
Además, se descubrió que su piel marrón oscuro es “corto, grueso, suave”, y más largo en la espalda y el cuello que el pelaje en sus piernas, con mechón de oso en las esquinas de su boca.
A pesar de su final prematuro, el cachorro parece haber sido bien adaptado al frío: sus patas son relativamente anchas en comparación con las de sus parientes vivos. Tampoco tiene almohadillas carpales, cuya falta se cree que sea una adaptación a las bajas temperaturas y caminar en la nieve.