Un equipo de astrónomos internacionales descubrió un objeto oculto entre el polvo estelar y que posee moléculas que podrían ser relevantes para que eventualmente se genere vida en los sistemas planetarios.
Se trata de corinos (similares a burbujas calientes) que surgen alrededor de cualquier estrella en formación y están ubicados a mil años luz en un sistema binario de protoestrellas llamado IRAS 4A, explicó Laurent Loinard, investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la UNAM, Campus Morelia, participó en el proyecto y explicó que a través del telescopio Karl G. Jansky Very Large Array observaron los corinos calientes.
Las burbujas contienen moléculas orgánicas complejas compuestas principalmente a partir de cadenas de carbono, que pueden combinarse en moléculas prebióticas, que se encuentran en los tejidos humanos, animales o vegetales que podrían ser los primeros pasos en el camino hacia la vida, explicó el científico a UNAM Global.
Aunque este mismo fenómeno se ha investigado en varias estrellas en formación, solamente una docena de veces se ha obtenido el mismo resultado, pese a que existen cientos de astros de este tipo.
“Al nacer una estrella, siempre están rodeadas de polvo y gas: podría pensarse que todas deberían tener estas burbujas calientes a su alrededor. Sin embargo, los astrónomos los han detectado en muy pocos casos”, señaló el investigador.
Varios astrónomos plantearon que estos corinos calientes siempre han estado presentes, sólo que no los podían identificar. Se informó que su localización depende de encontrar moléculas orgánicas como el metanol, detectadas en cierta frecuencia dentro del espectro electromagnético.
Loinard dijo que los astrónomos buscaron el metanol en la parte del espectro milimétrica, es decir, observando la radiación de onda con longitudes alrededor de un milímetro.
“Lo que ocurrió es que el metanol no se observa en esta parte porque el polvo estelar lo tapa, así que la solución fue acudir a la parte centimétrica del espectro electromagnético, es decir en longitudes de onda alrededor de un centímetro donde el polvo es mucho más transparente y es mucho más fácil observar este elemento”.
Este método confirmó la presencia de los corinos calientes en ambas estrellas del sistema IRAS 4A, en donde anteriormente sólo se había observado en uno de los astros, añadió el investigador.