El T-Rex no fue tan inteligente como se creía, revela estudio

T.Rex no fue tan inteligente como se creía, revela estudio
Los T-Rex se comportaban como cocodrilos. Foto: Shutterstock

Un nuevo examen sobre el tamaño y la estructura del cerebro del dinosaurio T-Rex concluye que su inteligencia era limitada y se comportaban más como los cocodrilos y lagartos modernos.

En un estudio publicado el año pasado, se afirmó que los dinosaurios como el T-Rex tenían un número excepcionalmente alto de neuronas y eran sustancialmente más inteligentes de lo que se suponía.

Se afirmó que estos elevados recuentos de neuronas podrían informar directamente sobre la inteligencia, el metabolismo y la historia de vida, y que el T-Rex se parecía más bien a un mono en algunos de sus hábitos. La transmisión cultural de conocimientos y el uso de herramientas se citaron como ejemplos de rasgos cognitivos que podría haber poseído.

Sin embargo, el nuevo estudio, publicado en The Anatomical Record, en el que participan George Hady de la Universidad de Bristol, el doctor Darren Naish (Universidad de Southampton) y dirigido por el doctor Kai Caspar (Universidad Heinrich Heine) con el doctor Cristian Gutiérrez-Ibáñez (Universidad de Alberta) y el doctor Grant Hurlburt (Museo Real de Ontario) analizan más de cerca las técnicas utilizadas para predecir tanto el tamaño del cerebro como el número de neuronas en los cerebros de los dinosaurios.

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El equipo descubrió que las suposiciones anteriores sobre el tamaño del cerebro de los dinosaurios y la cantidad de neuronas que contenían no eran confiables.

Resultados de la investigación sobre los dinosaurios

La investigación sigue a décadas de análisis en los que paleontólogos y biólogos examinaron el tamaño y la anatomía del cerebro de los dinosaurios. Utilizaron estos datos para inferir el comportamiento y el estilo de vida.

La información sobre los cerebros de los dinosaurios proviene de los rellenos minerales de la cavidad cerebral, denominados endocasts, así como de las formas de las propias cavidades.

El equipo descubrió que se había sobreestimado el tamaño de su cerebro (especialmente el del prosencéfalo) y, por tanto, también el número de neuronas. Además, muestran que las estimaciones del recuento de neuronas no son una guía fiable de la inteligencia.

Para reconstruir de manera confiable la biología de especies extintas hace mucho tiempo, argumenta el equipo, los investigadores deberían observar múltiples líneas de evidencia, incluida la anatomía esquelética, la histología ósea, el comportamiento de parientes vivos y rastros de fósiles.

“La mejor manera de determinar la inteligencia de los dinosaurios y otros animales extintos es utilizando muchas líneas de evidencia que van desde la anatomía macroscópica hasta las huellas fósiles. En lugar de confiar únicamente en estimaciones del número de neuronas”, explicó en un comunicado Hady, de la Facultad de Ciencias de la Tierra de Bristol.

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El doctor Caspar explicó: “sostenemos que no es una buena práctica predecir la inteligencia en especies extintas cuando todo lo que tenemos para seguir es el recuento de neuronas reconstruidas a partir de endocasts“.

“El recuento de neuronas no es un buen predictor del rendimiento cognitivo. Y su uso para predecir la inteligencia en especies extintas hace mucho tiempo puede dar lugar a interpretaciones muy engañosas”, añadió la doctora Ornella Bertrand (Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont).

“La posibilidad de que el T-Rex haya sido tan inteligente como un babuino es fascinante y aterradora. Y tiene el potencial de reinventar nuestra visión del pasado”, concluyó el doctor. Naish. “Pero nuestro estudio muestra cómo todos los datos que tenemos van en contra de esta idea. Se parecían más a cocodrilos gigantes inteligentes, y eso es igualmente fascinante”.

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