Un estallido de rayos X y rayos gamma que atravesó el sistema solar el pasado 9 de noviembre, activando los detectores del Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi de la NASA y el Observatorio Neil Gehrels Swift, podría ser el grito de nacimiento de un nuevo agujero negro, que se formó en el corazón de una estrella masiva colapsando por su propio peso, informaron astrónomos de la NASA.
La explosión de rayos gamma (GRB) que se cree podría ser el grito de nacimiento de un agujero negro fue llamada GRB 221009A, y capturada en imagen por el telescopio de rayos X de Swift aproximadamente una hora después de que se detectó por primera vez.
Según la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), los anillos brillantes que se aprecian en la imagen se forman como resultado de la dispersión de rayos X desde capas de polvo que de otro modo serían imperceptibles dentro de nuestra galaxia y que se encuentran en la dirección del estallido.
La NASA informó que este posible grito de un agujero negro en nacimiento se originó en dirección de la constelación de Sagitta, viajando aproximadamente mil 900 millones de años hacia la Tierra.
Los científicos concluyeron que el estallido de rayos gamma, la clase más poderosa de explosiones en el universo y uno de los eventos más luminosos conocidos, podría ser el grito de un agujero negro naciente debido a que los agujeros negros impulsan poderosos chorros de partículas que viajan cerca de la velocidad de la luz. Los chorros atraviesan la estrella y emiten rayos X y rayos gamma a medida que avanzan hacia el espacio.
Este evento traerá consigo nuevos conocimientos sobre el colapso estelar, el nacimiento de un agujero negro, el comportamiento y la interacción de la materia cerca de la velocidad de la luz, las condiciones en una galaxia distante y mucho más, indicó la NASA, asegurando que otro GRB tan brillante como éste puede no aparecer durante décadas.
El estallido también brindó una oportunidad de observación inaugural largamente esperada para un vínculo entre dos experimentos en la Estación Espacial Internacional: el telescopio de rayos X NICER de la NASA y un detector japonés llamado Monitor de imagen de rayos X de todo el cielo (MAXI).