El verano de 2023 fue el más caluroso jamás registrado en el Ártico, según un informe publicado este martes por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus silgas en inglés), el cual esboza un panorama alarmante de esa región que es especialmente vulnerable a los efectos del calentamiento global.
De acuerdo con los datos revelados por el NOAA, la temperatura promedio en el Ártico durante los meses de julio a septiembre fue de 6,4º C, siendo los más altos desde que comenzaron en 1900. Mientras que las temperaturas promedio del verano boreal han aumentado a promedio de 0,17°C por década. Según el NOOA, en general, 2023 fue el sexto año más cálido en el Ártico, con -7°C.
En el informe la Oficina destacó la magnitud de los incendios sin precedentes que azotaron Canadá durante el verano boreal y el continuo deshielo de Groenlandia.
“El Ártico canadiense experimentó la peor temporada de incendios forestales jamás registrada, lo que provocó la evacuación de 20 mil personas de la ciudad de Yellowknife en agosto”, indicó.
También agregó que en agosto, un lago glacial cerca de Juneau, Alaska, vio rota su presa, con lo cual se generaron vastas inundaciones y daños materiales a lo largo del río Mendenhall, como resultado de dos décadas de adelgazamiento de los glaciares.
Otras afectaciones en el planeta a causa del calentamiento global
“El mensaje primordial del informe de calificaciones de este año es que ahora es el momento de actuar”, sostuvo en un comunicado el responsable de la Noaa, Rick Spinrad.
Spinrad también destacó que “como nación y comunidad global, debemos reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero que están impulsando estos cambios”.
El Report Card del Ártico de la NOAA es un trabajo elaborado por 82 expertos en 13 países y en sus observaciones de este año enfatiza una línea de tendencia en curso de calentamiento de las temperaturas del mar y del aire, disminución de la capa de nieve, disminución del hielo marino y continuo derretimiento de la capa helada de Groenlandia.
Advirtió que la tendencia al calentamiento global a largo plazo tiene una variedad de impactos desiguales en los ecosistemas y las redes alimentarias de las que depende la población.
Por ejemplo, el salmón rojo tuvo una abundancia récord en la bahía de Bristol (Alaska) en 2021 y 2022. Esta especie, es un producto básico de la pesca comercial y ha prosperado en aguas más cálidas, lo que permite a los ejemplares más jóvenes crecer más rápido en los lagos y aumentar sus probabilidades de supervivencia cuando llegan al océano.
Sin embargo, los salmones chinook y chum disminuyeron severamente tras las olas de calor que afectan negativamente sus tasas de crecimiento y los adultos son más pequeños.
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El NOAA también examinó el permafrost que es el congelado fondo submarino y una importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero.
Cuando el mundo salió de la última glaciación, la subida de las aguas oceánicas en el Ártico cubrió el permafrost, transformándolo en permafrost submarino a lo largo de miles de años.
“Se estima que en la actualidad quedan 2,5 millones de km2 de permafrost submarino, pero sigue descongelándose debido a la inundación oceánica original y más recientemente por el rápido calentamiento del Ártico“, señala el informe.
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