Con el regreso a clases de más de 30 millones de niños en medio de la pandemia de COVID-19, expertas de la UNAM aseguran que es posible que los menores experimenten emociones negativas, por ello emitieron una serie de recomendaciones para contrarrestar estos efectos.
La irritabilidad y la ansiedad son los principales efectos que algunos escolares de educación básica presentaron al regresar a las aulas tras más de 16 meses de clases a distancia, indicaron María Teresa Monjarás Rodríguez y Laura Hernández Trejo, especialistas en psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De acuerdo con las académicas, en los alumnos más pequeños embarga la emoción por reencontrase con otros niños, pero también el miedo al contagio y la ansiedad por la separación momentánea de los padres o cuidadores, incluso puede presentarse una sobreexcitación.
“Esta etapa es una oportunidad para mejorar y crear estrategias de fortalecimiento sobre todo en alumnos preescolares, modelar a nuestros hijos ante situaciones de estrés; la forma en cómo actuemos será un modelo para ellos, tampoco se trata de ocultar emociones, sino de reconocerlas y actuar”, indicó Monjarás Rodríguez.
No obstante, aclaró que “esto puede presentarse en algún porcentaje de la población que asiste presencialmente a clases, y no en todos”, ya que señaló “hay incluso preescolares que no han presentado trastorno alguno. Por el contrario, han adquirido alguna habilidad”.
Señales de tensión en los niños
Entre las señales que pueden presentar los pequeños en los días posteriores a su reincorporación a clases presenciales se encuentran, las denominadas “conductas de aseguramiento”, indicó Hernández Trejo, por lo que:
“Buscarán que los reaseguraremos, estarán físicamente más cercanos a sus padres, dirán ‘voy contigo’, ‘no me dejes’, querrán irse a dormir con mamá o papá, o en otros casos más complejos tendrán dolores estomacales, porque hay preocupación, o se manifestarán más irritables”.
Además, dijo que es posible que “cuando los niños se sientan emocionalmente abrumados tengan poca claridad en lo que están sintiendo; el ritmo cardiaco se les podría acelerar, temblarles las manos o la cara ponérseles roja”.
“Quizá pasarán a un estado súbito de enojo o llanto, porque no están pudiendo resolver toda la carga de estrés, por lo que hay que estar listos para brindar ayuda”.
¿Qué hacer ante los efectos del regreso a clases?
Entre las recomendaciones hechas por las expertas, para atender de forma asertiva las emociones de los niños están:
- Escuchar las necesidades de los estudiantes.
- Modelar la calma con explicaciones breves y claras.
- Precisar y cumplir con los horarios en que estarán fueran de casa y separados de sus padres.
- Preguntar a los niños: ¿cómo te ayudo?, ¿qué necesitas?, ¿qué te preocupa de volver a la escuela?
- Establecer rutinas
Las expertas señalaron que hay que ayudarles a los niños con métodos que sean de juego, como “colocar una cartulina o pizarrón donde pegue sus creaciones, dibujos y cómo les ha ido en los primeros días de clase”.
“A los más pequeños, llevarlos a la puerta con su juguete preferido, para que los acompañe de camino a la escuela y hacer una notita con un corazoncito para que nos hagamos presentes y les dé seguridad, o implementar un saludo simbólico, una frase, una palabra o chocar las manos”, dijeron las académicas.
Con el regreso a clases, “autoridades educativas a nivel federal sugirieron atender y trabajar con las emociones; ya que de no hacerlo podría haber un aumento de estrés, ansiedad e incluso depresión, es decir, se podría desarrollar alguna psicopatología”, aseguraron las expertas.