La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) colaboró junto a otras instituciones en el descubrimiento de una nueva especie de lagartija, llamada dragoncito de Coapilla, la cual es endémica de México y podría estar en peligro de extinción, ya que, sólo se han encontrado cinco ejemplares.
En el descubrimiento participaron los investigadores universitarios Adrián Nieto Montes de Oca e Israel Solano Zavaleta de la facultad de ciencias de la máxima casa de estudios de México. Así como Adam Clause, del Museo de Historia Natural de San Diego, Roberto Luna-Reyes, de la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (SEMAHN), y Oscar Miguel Mendoza-Velázquez, de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH).
¿Cómo es el dragoncito de Coapilla?
Los dragoncitos de Coapilla cuyo nombre científico es Abronia cunemica, son un género de lagartijas que habita en los árboles del norte de Chiapas.
Al igual que numerosos miembros de su género, su cola es prensil, lo que les permite afianzarse de las ramas y escalar hasta 40 metros de altura.
Su coloración es en marrón claro, con bandas transversales oscuras, que a veces se reducen a una serie de manchas, y su cabeza es de color amarillo pálido con marcas oscuras en formas de flechas. Carece de escamas supraauriculares protuberantes y de escamas posterolaterales de la cabeza, con formas de casco.
El lugar en el que se encontró la lagartija se caracteriza por tener una gran laguna, y alrededor de ésta hay bosques de pino y encinos. Allí si bien hay población humana y algunas zonas de cultivo, parece ser un hábitat ideal para esta especie. Aunque se trabajó en otras áreas cercanas para comprobar si su distribución era más extensa, no hubo más avistamientos.
Nueva especie de lagartijas está en peligro de extinción
Los descubridores creen que, al igual que otras especies Abronia cunemica, es probable que el dragoncito de Coapilla no llegue a tener grandes poblaciones, por lo cual es rara y puede estar en riesgo de extinción, pues sólo se tiene registro de los cinco ejemplares localizados.
Los investigadores creen que es necesario preservar esta nueva especie, ya que, las actividades humanas pueden poner en riesgo a esta nueva especie de lagartija, sobre todo por la tala ilegal de árboles.
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Y es que, según Nieto Montes de Oca, “el problema de las lagartijas del género Abronia es que la mayoría viven en los árboles, y la tala ilegal se ha vuelto un problema muy importante en nuestro país. Por ejemplo, hay datos que señalan que de los bosques mesófilos de montaña que teníamos originalmente en México, únicamente queda el 10 %. Como resultado, este tipo de destrucción tiene consecuencias muy graves para la biodiversidad”.
Otro factor que podría afectar al dragoncito de Coapilla es el tráfico ilegal de especies. Esto debido a que tiene colores muy vivos y son demasiado llamativas pues tienen un aspecto similar a los dragones. De ahí que este tipo de lagartijas esté expuesto a que las personas dedicadas a esta actividad de manera ilícita las vean como un buen negocio.
Datos de Vida Silvestre Coatl revelan que los contrabandistas venden este tipo de lagartijas hasta en dos mil dólares, un equivalente a casi 35 mil pesos mexicanos.
“Nos han llegado noticias de que algunas especies de lagartijas de este género han sido decomisadas por las autoridades, e incluso hay reportes de otras que llegan a Europa. Esto nos habla de que en el mercado negro son un buen negocio. En los últimos años la comunidad científica ha tenido que ser muy cauta en dar, de manera precisa, las ubicaciones donde encontramos ciertos animales, esto con el fin de protegerlos, porque los capturan y los venden”.
Adrián Nieto Montes, facultad de ciencias de la UNAM
¿Cómo fue posible encontrar al dragoncito de Coapilla?
De acuerdo con los expertos de la UNAM, el descubrimiento fue posible gracias a un par de fotos de un ejemplar extraño que fueron enviadas a los investigadores. Tras comparar las imágenes con los registros que tenían de los dragoncitos de Chiapas, Solano Zavaleta se dio cuenta que el ejemplar reportado no correspondía a ninguno conocido en la zona.
La identificación de esta nueva especie de reptil fue realizada, en gran medida, gracias a la secuenciación de ADN, que permite además descubrir las relaciones filogenéticas entre las especies.
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Por su parte, Nieto Montes de Oca explicó que este descubrimiento es, en parte, fruto de un trabajo efectuado desde hace 30 años, el cual ha sido impulsado por la necesidad de conocer a fondo toda la diversidad de anfibios y reptiles que viven en México.
Debido a que se trata de una especie rara de lagartija, actualmente se trabaja en un plan cuyo objetivo es cuidar a las lagartijas del género Abronia, incluido el dragoncito de Coapilla. En este plan de conservación se prevé la participación de entidades académicas y gubernamentales.
Importancia de las lagartijas
Las lagartijas tienen una importancia ecológica y social, dijeron los expertos, quienes explicaron que “en los cultivos ayudan a controlar algunas plagas de insectos. En las zonas urbanas, evitan la proliferación de mosquitos, moscas y arañas, entre otros”.
A pesar de que se les acuse de ser venenosas, lo cierto es que, a excepción del monstruo de Gila, no lo son. Además de fungir como depredadores, también tienen un papel de presas y son alimentos de otros animales como serpientes y aves.
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En México, de acuerdo con datos federales, existen alrededor de 417 especies de lagartijas, siendo la familia Phrynosomatidae la de mayor diversidad, ya que representan 15.9 % del total de especies en la nación.
Debido a que México es rico en la diversidad de tipos de lagartijas, ambos científicos invitaron a la población a no matarlas y buscar los medios para preservarlas. Asimismo, pidieron a la gente se abstenga de capturar a estos animales si se encuentran con alguno, y en su lugar informar a las autoridades pertinentes acerca del avistamiento para llevar un registro adecuado.
El descubrimiento fue publicado en la revista especializada Plos One, investigación que fue reproducida también por la National Library of Medicine y el National Center for Biotechnology Information del gobierno de Estados Unidos.