Científicos de Estados Unidos, Canadá y China detectaron una señal de radio proveniente del interior de la Vía Láctea, de acuerdo con una investigación publicada en la revista Nature.
La señal es conocida como ráfaga rápida de radio (FRB, por sus siglas en inglés), éstas duran solo una fracción de segundo, pero pueden ser 100 millones de veces más potentes que el Sol, por lo que detectarla fue algo complicado.
Aunado a esto, surgían otros obstáculos para captar la señal como la lejanía del origen y lo impredecible que resulta su aparición.
Por el momento se desconoce la ubicación específica del origen de la misma, pero los científicos están convencidos de que la fuente está ubicada en nuestra galaxia.
¿Cómo se originó la señal de radio?
La investigación publicada apunta a que la señal detectada proviene de un magnetar, es decir, una estrella de neutrones que se alimenta de un campo magnético de gran intensidad.
Por lo extraño de su origen surgieron teorías que no descartaban la intervención de tecnología extraterrestre, pero al menos en esta ocasión no fue el caso.
Descubrimiento de la ráfaga rápida de radio
El pasado 27 de abril fue cuando el grupo de investigadores pudo identificar las emisiones de rayos X y rayos gamma que provenían de un magnetar ubicado en un extremo de la Vía Láctea.
Un día después, intervinieron dos telescopios de Estados Unidos para estudiar el fenómeno, pero su hallazgo fue mayor al esperado; lograron detectar una señal que bautizaron como FRB 200428.
Esta es la primera ráfaga rápida de radio que se detecta dentro de la galaxia y la primera en transmitir ondas de radio en diferentes frecuencias.
Kiyoshi Masui, profesor asistente de Física en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y responsable de dirigir al equipo involucrado en la investigación, señaló:
“Existe un gran misterio en lo que se refiere a qué produciría estos grandes estallidos de energía, pero esta es la primera vez que pudimos vincular una de estas exóticas ráfagas de radio rápidas a un solo objeto astrofísico“
Tras el descubrimiento de los primeros FRB en 2007, los magnetares fueron considerados como el causante más probable, pero gracias al hallazgo finalmente fue posible obtener evidencia que respalda esa teoría.