Descubren nueva especie de árbol mexicano, no existe en otro lugar del mundo
Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) descubrieron una nueva especie de árbol mexicano que no existe en otro lugar del mundo, así lo dio a conocer la máxima casa de estudios de México este miércoles a través de un boletín de prensa.
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Se trata de la Coutaportla lorenceana y es una especie de ejemplares de dos a cuatro metros de altura, con ramillas con estructura laminar resinosas y flores pequeñas que parecen campanitas, color lavanda similar a la jacaranda. Florece en septiembre y fructifica en octubre y noviembre.
El nombre Coutaportla lorenceana se basa en el género y las características morfológicas identificables, pero el epíteto específico está dedicado al botánico David Lorence, que contribuyó al conocimiento de las Rubiaceae mexicanas.
De acuerdo con Alejandro Torres Montufar, responsable del Herbario de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM, este nuevo árbol descubierto no sólo es endémico de México, sino que se conoce únicamente en el bosque de encino y pino de El Palmito, Sinaloa, en laderas rocosas, de clima templado-subhúmedo.
Esta variedad se une a la categoría de las Rubiaceae, la cuarta familia más grande de las angiospermas dentro del reino de las plantas, las cuales se caracterizan por producir flores y frutos con aromas para atraer a los polinizadores como dispensadores.
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Un descubrimiento único en el mundo
El hallazgo resulta relevante porque corresponde a un microendemismo, es decir, que su distribución es reducida y se establece en una zona específica. En este caso, en el bosque templado de la Sierra Madre Occidental, en el estado de Sinaloa, cerca de la frontera con el estado de Durango.
“Tengo una hipótesis y es que se desarrolla en un espacio de transición entre sotavento y barlovento (hacia donde se dirige y sopla el viento, respectivamente), pues la montaña funciona como una barrera de la humedad proveniente del pacífico. Esta pequeña brisa que cae a diario crea vida ahí en condiciones muy particulares. Eso nos hace pensar que Coutaportla lorenceana no existe en otro lugar del mundo”, explicó el científico.
¿Cómo fue descubierto?
El nuevo árbol mexicano descubierto fue observado por Torres Montufar y su equipo de indagación, por primera vez en 2018. En ese entonces y con dudas, la asociaron al género de las Chiococca P. Browne.
Sin embargo, a finales del verano de 2019, al visitar otra vez la localidad, encontraron esos arbolitos en floración; esa condición y una exhaustiva revisión a diversos especímenes del herbario confirmó que se trataba de una especie de Coutaportla, que no había sido descrita por la ciencia.
Una vez que el académico obtuvo un indicio de especies desconocidas, planeó una visita a esa región. La exploración se afianzó en septiembre de 2019, en una zona de aserraderos “cerca del Espinazo del Diablo, desde donde se alcanzaba a distinguir un arbusto con flores lilas en lo profundo de la Sierra, a una distancia aproximada de cuatro o cinco kilómetros”.
Posteriormente, Torres Montufar pasó numerosas horas frente al microscopio, redactando descripciones y realizando tareas correlacionadas, para luego, por fin, dar a conocer la novedad.
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Descubrir nuevas especies enriquece el saber sobre la biodiversidad
Alejandro Torres asevera que la labor de descubrir especies enriquece el saber sobre la biodiversidad del planeta, y brinda información sobre la evolución y adaptación de los organismos.
Alejandro Torres se ha dedicado a la realización de trabajos taxonómicos enfocados a estos arbustos. En 2022 realizó un listado conjunto y depurado de estos, que incluye 11 géneros y 724 especies.
“Estos hallazgos resultan fundamentales para otras disciplinas científicas. Para la química, el análisis de organismos recién encontrados puede revelar compuestos únicos con potencial para desarrollar nuevos medicamentos, tratamientos farmacéuticos e innovaciones con aplicaciones en la medicina”, indicó.
Además, catalogarlas antes de que desaparezcan es crucial para los esfuerzos de conservación. Por ejemplo, Coutaportla lorenceana se ubica en una zona de extracción de maderas y los estudios realizados por el equipo alertan a la comunidad.
“Nuestra publicación es un llamado a cuidarla y a establecer áreas naturales protegidas; sabemos que falta mucho, pero es el primer paso”, concluyó el experto universitario.