En redes sociales, usuarios afirman engañosamente que las vacunas anti-COVID-19 tienen una alta tasa de mortalidad y que las cifras que lo avalan, supuestamente, se albergan en algunos sistemas para reportar problemas causados por las inmunizaciones. Sin embargo, Reuters aclara que los datos de estas plataformas han sido interpretados de forma imprecisa.
Uno de los programas de vigilancia que suelen aludir en las publicaciones es el VAERS: el Sistema para Reportar Eventos Adversos a las Vacunas de Estados Unidos. Esta iniciativa es gestionada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés).
Los CDC detallan que expertos en seguridad de vacunas “revisan todos los informes” enviados a VAERS. Este “sistema de alerta temprana” es útil para encontrar patrones inusuales para que, en caso de que las vacunas estuvieran causando efectos adversos generalizados, puedan ser detectados rápidamente.
Es importante tener en cuenta que cualquier persona puede informar un evento adverso en VAERS, como lo indican claramente en su sitio web. Y que los reportes pueden incluir datos “incompletos, inexactos o no verificables”, según los CDC.
Por ejemplo, anteriormente Reuters detectó un reporte falso sobre la supuesta muerte de un niño de dos años en Estados Unidos. En ese entonces, la vacuna no estaba disponible para la población en general y los ensayos clínicos en el país para niños de esa edad ni empezaron al momento en el que se realizó el reporte. Los CDC también corroboraron que se trataba de un caso fabricado y luego lo eliminaron del sistema.
Martha Sharan, una portavoz de los CDC, dijo que los reportes en VAERS no significan “necesariamente que una inoculación haya causado un problema de salud”.
En Estados Unidos se han aplicado más de 459 millones de dosis de la vacuna contra el COVID-19, entre diciembre de 2020 y noviembre de 2021. Durante ese periodo, el VAERS ha recibido 10 mil 128 reportes de fallecimientos entre personas que accedieron a una inmunización.
Científicos de los CDC han encontrado un total de 9 muertes que “han sido causadas o atribuidas directamente” a casos de síndrome de trombosis con trombocitopenia después de la vacunación contra el COVID de Johnson & Johnson, una reacción adversa grave pero poco frecuente, que causa coágulos de sangre y conteo bajo de plaquetas.
Los datos de VigiAcces sobre vacunas también han sido mal interpretados
Las cifras de VigiAccess, una base de datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), también han sido sacadas de contexto para hacer afirmaciones engañosas similares sobre las vacunas.
En ella, los centros de farmacovigilancia nacionales o las autoridades reguladoras de medicamentos, que forman parte de un programa de monitoreo internacional, informan sobre posibles eventos adversos problemas tras la vacunación.
En la página web de VigiAccess, se describe que los informes en el sistema no se deben utilizar para inferir vínculos entre un evento sospechoso y cualquier medicamento específico. “La información se vincula con posibles efectos secundarios; es decir, síntomas y otras circunstancias que se han observado después del uso de un fármaco o vacuna, pero que pueden o no estar relacionados, o causados, por cualquier producto”, puntualizan.
Un portavoz de la OMS reiteró que la información del sitio no refleja ningún nexo corroborado. “Confirmar un vínculo causal es un proceso complejo que requiere una valoración científica exhaustiva y una evaluación detallada de todos los datos disponibles”, consideró. Se concluye que la falta contexto. La información disponible en los sistemas para reportar eventos adversos a las vacunas.