“Uno no elige de quién se enamora” dice el dicho popular, y un experto de la UNAM asegura que esto es cierto ya que la elección de una pareja se realiza de forma inconsciente, y explica por qué.
Existen varias formas no conscientes de cómo elegir una pareja, asegura Ricardo Trujillo, académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Una de ella es la que se construye en la infancia, y en la cual “buscamos personas semejantes a las figuras materna y paterna, ya que son nuestros primeros objetos de deseo, y frente a ello construimos cómo desear”, dice Trujillo.
“A esto se le conoce como “Complejo de Edipo” y surge porque así fue cómo se nos enseñó a amar. Sin embargo, también se elige de manera negativa, es decir, todo lo contrario, a esos objetos de deseo”.
Otra forma de elegir una pareja es con la ayuda de las personas del entorno, las cuales también “enseñan qué es lo deseable”.
“Porque cuando ves que el otro está interesado en algo aprendes cómo es eso que debes desear”, dice Trujillo, quien sostiene que, por lo tanto, las personas construyen sus objetos del deseo dependiendo de los grupos de referencia con quienes estén. Estos grupos sirven para mostrar cómo deben comportarse, sentir y con quienes relacionarse. Sin embargo, es una elección individual que no es consciente.
Una forma más de elegir pareja es mediante la elección narcisista que ocurre cuando se buscan características parecidas a sí mismos, pero no es de forma consciente.
Si bien, elegir pareja pareciera ser una elección libre, el experto asegura que en realidad está determinada por los objetos del deseo. Por lo que no hay una libertad total, pero tampoco una sujeción total, ya que cada persona va generando un objeto del deseo muy particular.
Además, sostiene que, de acuerdo con Sigmund Freud, “el sujeto no tiene un único objeto del deseo, no existe esa media naranja que lo satisfaga del todo. De hecho, no dejamos de buscar ese objeto porque se modifica frecuentemente”.