Los insectos conocidos comúnmente como cara de niños, grillos de Jerusalén o cara de dulce son un parte del grupo de los grandes insectos no voladores, los cuales son totalmente inofensivos y además son de gran ayuda a los seres humanos, por lo que no deben ser exterminados.
Conoce más de esta sorprendente especie que es parte de la campaña “Somos guardianes” de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), cuyo objetivo es promover la participación ciudadana en el conocimiento, valoración y respeto de la naturaleza mexicana.
Mitos sobre los cara de niño
Mito: los cara de niño son venenosos
Esto es falso. Si bien se dice que son agresivos y que su picadura es mortal, esto no es cierto, ya que según la Conabio, son totalmente inofensivos.
Incluso, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) asegura que no tienen ningún tipo de veneno o aguijón, y que los únicos daños que pueden causar son infecciones secundarias provocadas por su mordedura.
Mito: son una plaga
Mentira, no son considerados una plaga ya que ni siquiera aparecen muchos juntos.
Mito: “tienen cara de niño”
Falso, no tienen cara de niño, ni mantienen algún parecido con un humano. Así como tampoco son originarios de Jerusalén.
Respeto a los cara de niño
Aunque sean desagradables es importante no matarlos, ya que según los expertos, al remover la tierra de la tierra de sus túneles permite la aireación del suelo, mejorando su calidad para el crecimiento de las plantas. De ahí que se consideren un aliado de los cultivos y jardines.
Por ello, la Conabio hace un llamado a cuidar de este insecto.
¿Cómo son los cara de niños?
Son unos impresionantes insectos de color negro con bandas naranjas, cabeza roja, patas largas anaranjadas y no tienen alas.
Rara vez emerge de las profundidades de la Tierra y es un hábil cavador de túneles gracias a sus patas altamente adaptadas. De hecho, pasan la mayor parte de su vida bajo la tierra húmeda y preparan su hábitat para el invierno y la primavera.
Son de hábitos nocturnos, por ello, salen a buscar pareja por las noches y es común descubrirlos en fuentes de agua, ahogados.
Los cara de niño tienen fuertes mandíbulas que les permite alimentarse de plantas vivas y muertas así como de raíces, como la mayoría de los grillos.
Aunque no son venenosos, los expertos señalan que pueden emitir un olor nauseabundo y son capaces de infligir una mordedura dolorosa.
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