Una manada de bisontes americanos volvieron a recorrer las nevadas tierras mexicanas después de 100 años de su exterminación, informó María Luisa Albores, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
En marzo de 2020, la dependencia informó sobre la exitosa reintroducción de 19 ejemplares de bisonte americano (Bison bison) en la Reserva Natural El Carmen, en Coahuila, los cuales fueron donados por el gobierno de Estados Unidos, con la intención de restablecer la especie en México.
Ahora, la titular de la Secretaría compartió las primeras fotografías de estos animales en libertad.
¿Qué sabemos del bisonte americano?
El bisonte americano, también llamado búfalo o cíbola es un mamífero de gran tamaño nativo de Norteamérica, capaz de poder sobrevivir a climas extremos.
Tiene largo y grueso pelaje de un color que va del marrón, al café oscuro y al negro en su cabeza, cuello, hombros y patas delanteras.
Poseen pequeños cuernos curvos que utilizan en temporada de celo y como defensa. Tienen una gran joroba, formada por grandes músculos que sostienen la enorme cabeza.
Pueden llegar a medir hasta 1.60 metros de alto y 3 metros de largo, y un peso que puede ir de los 450 a los mil 350 kg.
Es una especie polígama, es decir, se relaciona con diferentes parejas. El nacimiento de una cría puede tardar entre 260 y 280 días, que es su periodo de gestación, y alcanzan la madurez a los tres años de vida.
Su hábitat son las praderas abiertas o semiabiertas, las tierras semiáridas y los matorrales, donde viven en grandes manadas. Son animales rumiantes de hábitos diurnos, por lo que su alimentación se basa en pasto, hierbas y cortezas en épocas de escasez.
Desaparición del bisonte
Hasta el siglo XVII, el bisonte americano era abundante en los territorios del norte del continente norteamericano.
Por sus características físicas fue una especie venerada por muchas de las tribus nativas de Norteamérica, quienes lo consideraron como un “dador de vida”, pues era un animal que era utilizado en su totalidad. Entre los usos que se le daban estaba el de la alimentación, abrigo, indumentaria religiosa, combustible (se secaban las excretas al sol) y materiales de construcción.
Sin embargo, la cacería del bisonte americano se precipitó con la llegada de los ingleses a la costa este del continente. De acuerdo con el Zoológico de Guadalajara, “el valor de las pieles era bastante elevado por lo que se realizó la matanza de miles de indicviduos, al grado que fue cazado casi hasta su extinción en el siglo XIX, quedando solo 750 ejemplares hacia 1890”.
Se estima que su población inicial era de entre 60 y 100 millones de ejemplares. Actualmente, se calcula que la población ronda los 350 mil ejemplares.
No obstante, 250 mil de esos bisontes son criados para consumo humano, ya que su carne tiene menos grasa y colesterol que la carne vacuna, lo que ha consentido su desarrollo.