El perro es uno de los animales que ha acompañado al hombre por varios siglos, tanto que se le conoce como el “mejor amigo del hombre”.
A lo largo de la historia han existido distintas razas de perros, pero hay una en particular que se destaca por una singularidad que distingue a los demás “lomitos”: estos no ladran.
Origen del Basenji
El Basenji se creó probablemente para ser perro de compañía para los faraones y hay retratos de ejemplares de ellos en las pirámides egipcias.
Con el tiempo, la raza se trasladó al centro de África, donde se usó para matar a las ratas de largos dientes de la región del Congo.
Estas ratas grandes y feroces eran una amenaza real para el ganado de los nativos, con lo que un buen perro de caza era esencial para la supervivencia.
Occidente no conoció esta raza hasta la época victoriana, cuando los primeros exploradores africanos se fijaron en un “perro que no ladraba”.
Al ser originario de la República Democrática del Congo, el nombre de esta raza proviene de este lugar, más específicamente de la tribu de los Bashingi, ubicada en la zona cercana del río Congo.
Esta raza fue llevada desde la fuente del Nilo como regalo para los faraones egipcios, quienes lo adoraron como perro sagrado, incluso hay teorías que dicen que la cabeza canina del dios Anubis podría estar inspirada en uno de estos perros.
Características del Basenji
Basenji se destaca del resto de los perros por su espíritu independiente. Es, además, muy travieso y no le gusta estarse quieto, así que no es raro que desobedezca las órdenes y cueste un poco educarlo. Es muy apegado a su dueño, lo que lo hace un tanto demandante y poco tolerante a que le sean indiferentes.
Si bien no ladra, esto no quiere decir que no se exprese; lo hace por medio de diferentes sonidos que se asemejan a los aullidos de un lobo.
¿Por qué no ladran?
Hay quienes creen que son mudos, pero no es así ya que emiten un curioso sonido reconocido como Canto a la tirolesa (cambios bruscos del tono grave al agudo con la sílaba ‘jo’) o también parecido al canto de los lobos.
No ladran debido a la postura de su laringe y a la estructura de sus cuerdas vocales que son más estrechas y planas que las del resto de razas caninas.
Este extraño ejemplar no solo no ladra, sino que también tiene otras actitudes que lo asemejan más a un exponente de la especie felina que de la canina.
Al igual que a los gatos, al Basenji le gusta estar limpio y para eso se lame el cuerpo que, por otra parte, no tiene el característico olor a perro.