Barbie va más allá del mundo de juguete y las salas de cine junto a Margot Robbie, y es que, la muñeca más famosa del mundo se encuentra desde hace tiempo ayudando a un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Washington en las acciones emprendidas en pos de la exploración espacial.
Barbie, el juguete que ayuda en la exploración espacial
Con la intención de lidiar con las dificultades que implica el polvo lunar en la exploración espacial, en 2021 la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) lanzó la convocatoria Big Idea Challenge 2021, titulada “Tecnologías de mitigación de polvo para aplicaciones lunares”.
La intención era invitar a estudiantes universitarios que diseñaran, construyeran y probaran tecnologías de mitigación de polvo que pudieran usarse para aplicaciones lunares.
Fue así que miembros del Laboratorio de Investigación de Propiedades de Hidrógeno para la Energía (HYPER) de la Universidad Estatal de Washington utilizaron una muñeca Barbie, llamada Rosie, en honor al ícono cultural Rosie the Riveter, para probar que el exceso de nitrógeno líquido eliminaba el polvo y suciedad debido a un efecto conocido como Leidenfrost.
“El efecto Leidenfrost es un fenómeno observado en el laboratorio cuando se vierte nitrógeno en el suelo, y describe cómo un líquido que toca una superficie caliente se desliza sobre su propio vapor antes de evaporarse por completo”.
Para comprobar la eficacia del nitrógeno líquido, los estudiantes realizaron pruebas de laboratorio con cenizas del Monte St. Helens debido a que su composición es similar al regolito lunar. Sobre un traje de astronauta a escala 1/6 de material kevlar nomex usado por la muñeca Barbie, los científicos comprobaron la eficiencia de su descubrimiento.
¿Por qué es necesaria la participación de Barbie en las pruebas contra el polvo lunar?
De acuerdo con los expertos la superficie lunar está compuesta de una mezcla de polvo engañosa que es tan inofensiva como la fibra de vidrio pulverizada.
Según la Universidad Estatal de Washington, el polvo lunar es una amenaza abrasiva cargada estáticamente. Se sabe que estas partículas rayan lentes, rompen trajes espaciales, obstruyen mecanismos y destrozan los pulmones de las personas.
De hecho, los daños que causa el polvo lunar a la salud humana son conocidos como “fiebre del heno lunar”. Dicha enfermedad fue experimentada por varios de los astronautas del Apolo 11 de la NASA, que regresaron a la Tierra con secreción nasal, congestión o tos fuerte.
Si bien, hasta ahora la gama completa de daños biológicos no está clara, los estudios han demostrado que la inhalación de partículas de polvo lunar puede destruir las células pulmonares y cerebrales después de una exposición prolongada.
De ahí la importancia de desarrollar los medios que permitan tener una presencia sostenida en la superficie del satélite natural de la Tierra.