Los canales de Xochimilco en la Ciudad de México son el único lugar del mundo donde habita el ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum). Sin embargo, factores como la contaminación de las aguas, el cambio de uso de suelo, la introducción de especies invasoras y la huella humana ha llevado a esta increíble y enigmática especie endémica casi al borde de la extinción.
Datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señalan que la población de ajolotes se redujo en un 99.9% de 1998 a 2024, pasando de seis mil ajolotes por kilómetro cuadrado a sólo 36 ejemplares por kilómetro cuadrado. No obstante, esto estaría por cambiar y el ajolote podría “regresar a casa” gracias a un grupo de expertos que buscar restaurar el ecosistema y reintroducir a esta especie.
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Para lograrlo, la UNAM y la organización Conservación Internacional en conjunto con habitantes de Xochimilco llevan a cabo el programa “Chinampa-refugio” que promueve el renacimiento de las prácticas agrícolas ancestrales, chinampas, para luego convertir segmentos de los canales de los agricultores en santuarios de ajolotes.
Esto, con la intención de que algún día puedan volver a estar en comunión el hombre, la agricultura y la naturaleza.
“Antes se veía la conservación como el cuidar a las especies únicamente y poner todos los esfuerzos en conservar al cocodrilo, al jaguar, al tapir, al ajolote, pero no pensando necesariamente en la gente y Conservación Internacional nacemos de una idea muy simple que es: ‘para conservar la naturaleza, necesitamos a las personas y como personas necesitamos a la naturaleza porque la naturaleza nos da nos da agua, suelo para los alimentos, aire limpio, y una serie de beneficios y contribuciones para poder vivir como personas”, dijo Leticia Gutiérrez Lorandi vicepresidenta de la división de las Américas para Conservación Internacional durante un encuentro con periodistas este martes.
De acuerdo con Gutiérrez Lorandi, en Xochimilco la relación personas-naturaleza es evidente, porque “estamos en medio de una de las megas ciudades más grandes de Latinoamérica”.
Chinampa-refugio así podría regresar el ajolote a los canales de Xochimilco
Para que el ajolote pueda volver a vivir libre en los canales de Xochimilco es necesario restaurar el ecosistema. Esto significa, según la ecóloga de Conservación Internacional, Esther Quintero, regresar el ambiente a sus condiciones naturales.
Sin embargo, dado que esto es muy difícil, los expertos se han propuesto lograr que Xochimilco regrese al estado natural que poseía hace 50 o 70 años. Esto, mediante las acciones contempladas en el programa “Chinampa-Refugio”. Una de ellas es el mantenimiento y colocación de biofiltros, los cuales mejoran la calidad del agua y permiten utilizarla en el cultivo chinampero para obtener mejores cosechas de alimentos y también es “justamente el lugar donde se crean refugios para los ajolotes que eventualmente se reintroducirán en los canales”.
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“El problema de los ajolotes es que por un lado necesitan agua de muy buena calidad y por otro lado los peces introducidos, las carpas y las tilapias, se comen sus huevos y destruyen su hábitat. Entonces al tener estos biofiltros hacemos que no entren estas especies invasoras y por tanto sean un refugio para la vida silvestre, no nada más para los ajolotes, sino para todos los peces, para los invertebrados y todos los bichos que están ahí”.
Esther Quintero, ecóloga de Conservación Internacional
Sin embargo, Quintero resaltó que los proyectos de restauración como el de Xochimilco “son largos, cansados y muy costosos”, tan sólo intervenir dos mil 500 hectáreas en la zona lacustre del sur de la Ciudad de México tiene un costo aproximado de 600 millones de dólares, los cuales son subvencionados por la UNAM, Conservación Internacional y las donaciones de la población mediante el programa “Adoptaxolotl”.
“Restaurar a Xochimilco no es fácil. Su agua ya no es parte del lago natural, sino que es agua tratada de la planta del tratamiento más grande de la Ciudad de México. Suena a mucho dinero, pero en infraestructura un puente como el que cruza Periférico en Cuemanco costó más o menos eso”.
Esther Quintero, ecóloga de Conservación Internacional
Ajolote, de depredador tope a especie bandera
En la Ciudad de México existen dos especies de ajolotes, el ajolote de Xochimilco (Ambystoma mexicanum) y el ajolote de río (Ambystioma altamirani). Ambos son endémicos, lo que quiere decir que sólo existen en la capital mexicana.
El ajolote tiene una gran importancia ecológica ya que, según Quintero, “es el depredador tope de la cadena alimenticia en estos canales, es decir, es el jaguar o el león o el tiburón blanco o la orca de Xochimilco. Un depredador tope siempre es la especie clave de un ecosistema”.
“Esto quiere decir que si esta especie desaparece empiezan a ver problemas porque entonces tenemos sobrepoblación de algunos peces, sobrepoblación de algunos invertebrados y esto causa un desequilibrio ecológico”, agregó la especialista.
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“Esto nos debe de ayudar a entender porque son tan importantes los ajolotes. Los vemos, así como todos sonrientes, bonitos y rositas, pero la verdad es que aquí en los canales no hay ajolotes rositas, son ajolotes como cafecitos-verdosos. Por esa sonrisa siempre pensamos que los ajolotes son bien buenas gentes y la verdad es que no, son depredadores y esos depredadores tienen una importancia muy grande. Entonces, por eso nos importa tanto esta reintroducción de ajolotes”.
Esther Quintero, ecóloga de Conservación Internacional
Quintero, también destacó la importancia del ajolote en la biotecnología son unas de las especies que son capaces de regenerar parte de su cuerpo, pues son salamandras toda su vida.
“Estos ajolotes de Xochimilco toda la vida viven como como juveniles y el hecho de vivir como juveniles, el hecho de no llegar a la al estado adulto quiere decir que puede que tienen esta capacidad de regenerarse. Pueden regenerar incluso partes de su cerebro”.
Esther Quintero, ecóloga de Conservación Internacional
¿Por qué es importante restaurar el ecosistema en Xochimilco?
Según Quintero, Xochimilco es él único reducto de agua dulce que queda en la Ciudad de México y es el encargado de mantener la temperatura en la capital al menos dos grados por debajo de lo que se podría alcanzar en la urbe con el calentamiento global.
“Nosotros necesitamos a Xochimilco. Necesitamos esta agua dulce, la comida que se produce aquí, necesitamos estos dos grados centígrados que Xochimilco ayuda a que no suba la temperatura de la Ciudad de México. Nosotros sí necesitamos estos beneficios de la naturaleza hacia los humanos”.
Esther Quintero, ecóloga de Conservación Internacional
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Por su parte, Gutiérrez Lorandi resaltó la importancia cultural que tiene Xochimilco, más allá del valor ambiental que, dijo, “es importantísimo y fundamental”.
“El valor cultural de lo que representa Xochimilco en nuestra cultura milenaria y eso es también parte de la importancia de conservar la naturaleza en relación a nuestra cultura y en relación a la vida de las personas”.
Leticia Gutiérrez Lorandi vicepresidenta de la división de las Américas para Conservación Internacional
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