Aire o nitrógeno, ¿cuál es la mejor opción para inflar tus llantas?

| 11:19 | Mario Alberto Ostos Chávez | Uno TV

Mantener las llantas con la presión adecuada es esencial para la seguridad y rendimiento de cualquier vehículo. Aunque el uso de aire comprimido es lo más común en la mayoría de los talleres, el nitrógeno está ganando popularidad como una alternativa más avanzada. Ante esta opción, surgen dudas sobre sus beneficios reales frente al aire tradicional y si vale la pena realizar el cambio.

La presión de las llantas juega un papel crucial en la eficiencia del combustible, la duración de las llantas y la seguridad en carretera. Para algunos conductores, la idea de utilizar nitrógeno en lugar de aire resulta atractiva, pero ¿qué diferencias hay y qué se puede esperar de esta alternativa?

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¿Qué es el nitrógeno y cómo se compara con el aire?

El nitrógeno es un gas puro que se encuentra en un 78% en el aire que respiramos. El resto del aire está compuesto por un 21% de oxígeno y un 1% de otros gases. Al inflar una llanta con aire comprimido, ya se está introduciendo una gran cantidad de nitrógeno, pero la clave está en que el aire también contiene humedad, lo que puede influir en el rendimiento de las llantas a largo plazo.

Al optar por inflar las llantas exclusivamente con nitrógeno, se está eliminando casi toda la humedad que normalmente viene con el aire, lo que presenta ciertos beneficios, sobre todo en vehículos de alto rendimiento o que circulan en condiciones climáticas extremas.

Ventajas del uso de nitrógeno en los neumáticos

Uno de los principales beneficios del nitrógeno es que, al no tener humedad, ayuda a prevenir la oxidación de los rines y la corrosión de los componentes internos de la llanta. Además, el nitrógeno mantiene una presión más estable, ya que no se expande ni contrae tanto como el aire en respuesta a los cambios de temperatura. Esto puede ser especialmente beneficioso en vehículos que circulan en zonas de mucho calor o durante viajes largos, donde la temperatura de las llantas tiende a aumentar.

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El nitrógeno también se escapa más lentamente que el aire comprimido, lo que significa que la presión de las llantas se mantiene por más tiempo, reduciendo la necesidad de verificaciones y ajustes constantes. Esto puede contribuir a un ahorro en combustible y a una vida útil más larga de los neumáticos, al mantener la presión óptima durante más tiempo.

Desventajas del uso de nitrógeno en las llantas

A pesar de sus beneficios, el uso de nitrógeno también presenta algunas desventajas. La principal es el costo. Inflar las llantas con nitrógeno suele ser considerablemente más caro que hacerlo con aire, y no todos los talleres ofrecen este servicio. Fuera de las grandes ciudades, puede ser difícil encontrar estaciones que dispongan de nitrógeno, lo que puede ser un problema si se necesita reponer la presión en una situación de emergencia.

Otra desventaja es la dificultad de mantener el nitrógeno puro en las llantas. Si por alguna razón necesitas inflar tus llantas durante un viaje y sólo encuentras estaciones que ofrecen aire comprimido, tendrás que mezclar ambos gases, lo que disminuirá los beneficios del nitrógeno.

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Aire comprimido: ¿sigue siendo una opción viable?

Para la mayoría de los conductores, el aire comprimido sigue siendo una opción completamente funcional y eficiente. Es más económico, fácil de encontrar y ofrece un buen desempeño para vehículos de uso diario. Aunque el nitrógeno ofrece ventajas, sobre todo en situaciones de alta exigencia o extremas, para el conductor las diferencias en rendimiento pueden no ser significativas.

Además, el aire comprimido también contiene un alto porcentaje de nitrógeno, por lo que los beneficios del gas están presentes en cierta medida. El único inconveniente real del aire comprimido es la presencia de humedad, que puede causar oxidación y afectar el rendimiento a largo plazo. Sin embargo, en vehículos que no están sujetos a condiciones extremas, estas diferencias son mínimas.

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