Ya sea que te preocupa el medio ambiente o que quieres estar a la vanguardia, aún en la muerte, ya existen métodos ecológicos para el tratado de restos humanos que no sólo no generarán contaminación, sino que incluso te permitirán “vivir” por la eternidad entre la naturaleza. En Unotv.com te contaremos más sobre las nuevas técnicas verdes de cremación.
Como sabrás, lo de hoy es el cuidado del ambiente, por lo que cada día surgen más iniciativas para reducir la cantidad de contaminantes que se emiten a la atmósfera, y como no sólo los autos y las fábricas contaminan, ya se usan técnicas de disposición final de cuerpos que reducirán la contaminación.
Y es que, según los especialistas, la cremación, o incineración, tan popular actualmente genera demasiados contaminantes, entre los que destacan el monóxido de carbono y el dióxido de azufre, similares a los que emite un coche o un camión.
De hecho, el Consejo de Bogotá, Colombia, destacó durante la pandemia de COVID-19 que la incineración de un cuerpo humano genera los siguientes contaminantes:
- 27 kg de dióxido de carbono
- Azufre
- Nitrógeno
- Hidrocarburos poli aromáticos
- 2.5 gr de mercurio
- Dioxinas
- Furanos
- Plomo
- Óxido de azufre
- Cloruro de hidrógeno
Ello, pues para el procesamiento de cuerpos humanos a través de la incineración, se utiliza una cámara y horno especial en el que se mete el cadáver en una caja de cartón, dejándolo a una temperatura de entre 700 y 900 °C durante dos y tres horas, dependiendo del peso de la persona fallecida.
Tras ello, se retiran las piezas de metal de los residuos y éstos se pasan por una máquina especial que terminará de pulverizar los dientes y huesos, después de lo cual se entregan las cenizas a los deudos.
- La diferencia entre cremación e incineración sólo es en término, pues el proceso es el mismo, aunque la primera sólo se emplea cuando son restos humanos.
¿Cómo son las cremaciones ecológicas?
Ahora que, para reducir las emisiones contaminantes al ambiente, así como el consumo de hidrocarburos en los hornos crematorios, que regularmente usan gas natural o diésel, han surgido nuevas opciones para realizar el mismo proceso de forma más eficiente.
Resomación
En primer lugar, una variante que está agarrando impulso, sobre todo en Europa, es la resomación, hidrólisis alcalina o acuamación y que lleva un proceso similar a la cremación, sólo que en vez de fuego se utiliza agua caliente.
En ésta, el cuerpo se mete en una cámara cilíndrica en la que se sumerge en una mezcla de 95% agua salina y 5% hidróxido potásico líquido, que se eleva a una temperatura de entre 150 y 170 °C por entre 60 y 90 minutos, también dependiendo del peso de la persona, con lo que los tejidos son disueltos, quedando los puros huesos.
Tras ello, el agua en la que se disolvió el material orgánico es procesado para limpiarlo y después verterlo al drenaje público, como ocurre con otros subproductos de origen animal no destinados al consumo humano. Aunque esta solución también puede usarse como fertilizante, pues contienen aminoácidos, péptidos, azúcares y sales.
A la par, los huesos son filtrados y secados para después llevarse a la máquina pulverizadora, de la que salen las cenizas que se entregarán a la familia. En este punto, destaca que algunas funerarias entregan junto a las cenizas los dientes del difunto, mientras que otras los pulverizan también, desechando las piezas metálicas que tuviera.
Mientras que, debido al proceso, así como el hecho de usar sólo un octavo de la energía de un horno, funerarias aseguran que con esta opción se reduce en 75% la huella de carbono de una cremación tradicional. Además, aunque para ésta se necesitan alrededor de 600 litros de agua, pueden depurarse, recuperándose la mayor parte.
Aparte de que lleva muchos años siendo usado en investigaciones y facultades de medicina para acelerar el proceso de descomposición natural y disolver los tejidos para el análisis de materiales óseos. También puede verse en series televisivas de investigación policiaca, como Bones.
Promación
Por otra parte, hay una empresa sueca que ofrece una nueva opción, la de cremar el cuerpo a través del congelamiento rápido y la descomposición acelerada, para después convertir los restos en composta. Aunque ésta no es muy bien vista, pues aseguran que no es tan “verde”.
En este proceso el cuerpo se mete en una cámara que bajará la temperatura a -196 °C al meter nitrógeno líquido, para después someter el cuerpo ultracongelado a vibración suave y corta, que supuestamente reduce los tejidos a polvo. También quedan los huesos en ésta.
Después, el resultado es secado y triturado para crear un polvo orgánico que pasará entre 6 y 12 meses en un ataúd biodegradable que se convertirá en sustrato para las plantas, del que, posteriormente, saldría un árbol que se convertirá en un homenaje vivo para la persona fallecida.
Sin embargo, especialistas destacan la excesiva demanda de energía para producir el nitrógeno líquido necesario para el proceso, ya que por cada kilogramo que pese el cuerpo humano a tratar se requiere de un litro de la sustancia. Además de que, al resultar un cuerpo secado por el frío y no un producto terminado, como en el caso de la resomación, afirman que resultaría más fácil dejarlo compostar, como ocurriría con los entierros tradicionales, si éstos no se hicieran en tumbas.
¿Y al final qué queda?
Así, mientras todavía se realizan los entierros o inhumaciones, además de que se ha incrementado la demanda de cremaciones, en especial por la falta de espacio en cementerios de las grandes ciudades, también han surgido variantes en cuanto a la disposición final de los restos humanos, a la par de las urnas.
En este marco, destaca la cremación para después meter los restos en una cápsula biodegradable hecha de cartón y semillas de la que con el paso del tiempo germinará un árbol, similar al de la promación, aunque con un proceso previo diferente.
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Mientras que, por otro lado, aunque más costoso, también algunas funerarias ofrecen la posibilidad de convertir las cenizas en diamantes a través de someterlas a altas temperaturas y presión, como ocurre naturalmente en el subsuelo para crear las piedras preciosas. Aunque ésta no es bien vista por algunas religiones como la católica, al no permitir el reposo del difunto en una tumba o cripta, pues regularmente estos diamantes son colocados en joyería para vestirse de forma cotidiana.