Su nombre es María de Jesús Patricio, una curandera náhuatl de 53 años, a cuya humilde clínica acude gente de Tuxpan, Jalisco a curarse; ahí cultiva sus plantas medicinales.
La mujer, conocida como Marichuy, es también portavoz del Congreso Nacional Indígena (CNI), que reúne a 43 pueblos y tribus de México y la eligió para buscar una candidatura presidencial en las elecciones de 2018; para lograrlo necesita reunir más 800 mil firmas por todo el país. La idea fue impulsada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
"No vemos por separado la medicina (tradicional) de la lucha constante por la autonomía de nuestras comunidades, la salud, la tierra, los recursos naturales ... todo va relacionado y es un conjunto que tenemos que defender". Marichuy.
Marichuy tiene claro su objetivo, no se trata de reunir las firmas ni de ganar la presidencia, sino de organizar un nuevo movimiento anticapitalista entre comunidades indígenas que irá "más allá del 2018 y tiene que ir mucho más allá de México".
La mujer dice que la impunidad, corrupción y desigualdad, son un cáncer que tiene a México casi desahuciado y asegura que el pueblo ya no confía en el gobierno, sin embargo es optimista y asegura que todavía se puede erradicar el mal. Su antídoto será, según ella, a base de los siete principios del CNI: "Servir y no servirse, construir y no destruir, representar y no suplantar, convencer y no vencer, obedecer y no mandar, bajar y no subir, proponer y no imponer".
- En su laboratorio casero, donde hierve, fermenta, deshidrata, destila y añeja las plantas que también recolecta en el monte, "Marichuy" piensa en su misión de "sacudir conciencias", incluso entre los no indígenas.
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