Más de 20 millones de niños y adolescentes que según la Asociación Mexicana de Internet (Amipci), iniciaron su vida en la web a la edad promedio de ocho años, son potencialmente víctimas, perpetradores y observadores de ciberacoso o bullying a través de medios digitales.
"La expresión virtual o cibernética de esta violencia es sólo una forma, pero el sustrato o la base de ello implica una acción de poder, en la que alguien desea imponer una forma de entender el mundo a otra persona", opina Juan Martín Pérez, presidente de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
Según una investigación de Consulta Mitofsky realizada en 2014 tras el anuncio del Gobierno mexicano de una estrategia contra el acoso escolar, 68% consideró que hay bullying en las redes sociales, y de acuerdo con la Tercera Encuesta Nacional sobre Exclusión, Intolerancia y Violencia en las Escuelas de Educación Media Superior, 6% reportó que le hackearon su cuenta, 8% señaló que alguien publicó mentiras acerca de su vida y 12% sufrió burlas en la web.
La Organización de las Naciones Unidas indica que las nuevas tecnologías ofrecen oportunidades de socialización, pero al mismo tiempo, hacen a los menores potencialmente víctimas de acoso e intimidación, mediante formas frecuentemente difíciles de detectar por los adultos; mientras que la Alianza por la Seguridad en Internet alerta que en la web el impacto de la violencia se agrava, al aumentar el número de observadores, la rapidez y fuerza viral para difundirse, así como la capacidad para permanecer en la red y ser de fácil acceso en cualquier dispositivo digital.
Además de emprender campañas preventivas y de promoción de la cultura de la paz, así como la aprobación de leyes y políticas públicas contra la violencia, la Redim destaca que es fundamental construir una ciudadanía digital que garantice la exigencia de derechos humanos e involucre a niños y adolescentes en la resolución del ciberacoso y otras agresiones en las redes sociales.