Son las 3:00 de la tarde en la CDMX y en el paradero de Huipulco, Noé, un operador de transporte público, se prepara para su cuarta vuelta. Está presionado, ya que tiene que "sacar" lo suficiente para pagarle la cuenta al patrón.
Apenas comió una torta en un puesto callejero y lleva más de ocho horas sentado al volante de su "pesero". El calor, el tránsito de la ciudad, las pocas horas de sueño y los malos hábitos alimenticios se ven reflejados en la forma en que conduce y trata a los pasajeros que abordan la unidad.
Aunque Noé asegura que las ofensas de la gente "se le resbalan", también admite que a veces se sale de sus casillas.
De acuerdo con un estudio realizado por IBM titulado "Commuter Pain Survey", la Ciudad de México y Pekín son las urbes con mayor índice de tráfico y estrés. Este último puede desencadenar síntomas o enfermedades más severas como ansiedad o depresión.
Emilio Villavicencio, psicólogo de la Universidad La Salle y especialista en el tema, afirma que los operadores del transporte público no cuentan con herramientas suficientes para hacer frente a los estresores, pues asegura que en México no se han tomado las medidas necesarias para atender el problema.
Villavicencio explica que no se trata de que el usuario deba justificar la conducta de estos servidores, sino de empatizar y ser capaces de entender la otra cara de la moneda.