Una infidelidad, un robo, fraudes, problemas familiares y hasta secuestros son el pan de cada día de los detectives privados.
Los casos no han cambiado mucho desde que existe este oficio, pero sí las formas de realizarlo.
El negocio de la investigación privada ha evolucionado a la par de la tecnología, por lo que las persecuciones "hollywoodenses" en autos, los micrófonos ocultos y demás aparatos especializados para rastrear personas han quedado en el pasado.
- En la actualidad, un número de teléfono es más que suficiente para realizar un seguimiento o una investigación.
El doctor Eduardo Muriel lleva 58 años en este negocio, por lo que conoce las mejores técnicas para resolver un caso.
Está consciente de que los investigadores privados han sido severamente criticados, pues al no ser una actividad regulada por la ley, cualquiera puede ostentarse como uno y los fraudes y denuncias por ello, son recurrentes.
Para evitar ser timado por uno de estos pseudo detectives, el Doctor Muriel recomienda acudir con profesionales que estén dispuestos a dar la cara, realizar una búsqueda rápida en Internet para constatar que no tenga quejas y no acudir a citas en cafés o parques sino en despachos establecidos.
- Un detective privado no debería tener nada que esconder ya que irrumpir en la privacidad de las personas, siempre y cuando sea por una buena causa, también puede ser un trabajo honesto.