Una decena de hombres jóvenes posan en las fuentes, luminarias y bancas de la Alameda Central de la Ciudad de México para esperar algún cliente que requiera sus servicios. Ofrecen compañía y placer sexual a cambio de dinero, la tarifa va de los 500 a los 3 mil pesos.
Entre ellos se hacen llamar "chichifos", lo particular de este grupo es que a diferencia de otros sexoservidores visten de forma discreta, aparentemente casual y varonil, no dan servicio toda la noche pues su pase de salida es la hora en que cierra el metro.
Los "chichifos" se camuflajean con los demás transeúntes, aunque sus clientes, en su mayoría hombres maduros, los reconocen y los contratan para llevarlos a hoteles, fiestas e incluso a viajes.
El dinero llega fácil, pero con él también los riesgos al ejercer este oficio, así lo narra Ronald y Soldado 2000⬦
investigaciones-especiales