La escasez de alimentos básicos, la inflación y el colapso del sistema de salud en Venezuela son tan angustiantes que cada vez son más las jóvenes venezolanas que, a regañadientes, optan por la esterilización para no enfrentar las penurias del embarazo y de la crianza en esas condiciones.
Los preservativos, la píldora y demás métodos anticonceptivos ya casi no se consiguen, situación que empuja a las mujeres a someterse a una cirugía difícil de revertir, como el ligamento de trompas.
Su vida cotidiana gira en torno a conseguir alimentos, las muejres se levantan temprano en medio de la noche para hacer fila en los supermercados y a veces, llevan con ellas a sus hijos, quienes sufren quemaduras por las largas horas de espera bajo el sol.
Si bien no hay estadísticas recientes sobre esterilización en Venezuela, los médicos y trabajadores de la salud dicen que los pedidos y consultas son cada vez más frecuentes, como en el estado de Miranda que reparte 40 turnos de esterilización durante estos días.
De acuerdo con personal médico, hasta el año pasado solían sobrar vacantes para la esterilización, pero ahora todos los turnos están tomados y según la directora del programa, la doctora Deliana Torres, tan solo en Miranda hay unas 500 mujeres en lista de espera.