En la Franja de Gaza, un territorio empobrecido y devastado por varias guerras con Israel, Said al Ar abrió el primer refugio para perros callejeros, despertando solidaridad y molestia por partes iguales.
"¿Cómo se puede crear un refugio para perros cuando nosotros mismos necesitamos uno? Primero hay que alimentar a nuestros hijos y encontrar trabajo para miles de personas" Jaser al Sheij, desempleado de 27 años
La religión musulmana considera a los perros como animales impuros y se les tolera sólo como guardianes y para la caza. Para muchos gazatíes, el destino de los cientos de perros hambrientos no es una prioridad.
Pero Said al Ar, un padre de familia de 45 años, decidió ayudarlos y concederles lo que le sobra de dinero una vez atendidos sus siete hijos y su esposa, a quienes pide colaboración.
El teléfono no para de sonar. Los habitantes llaman para informar de perros errantes en su barrio y el equipo sale inmediatamente a buscarlos, explica Mohamed al Hindi, un enfermero de 24 años que colabora como voluntario.