Chile dará el jueves un significativo paso para sacudirse su conservadurismo y saldar su deuda con la diversidad sexual. Después de más de una década de debate, comenzará a reconocer las uniones civiles de parejas, incluidas las homosexuales.
En un país que estableció el divorcio en 2004, despenalizó la sodomía apenas hace 15 años y en el que aún el aborto no está permitido en ningún caso, la institucionalización del Acuerdo de Unión Civil (AUC) supone un avance importante en la sociedad chilena.
"Esto da cuenta de alguna manera de un cambio paradigmático de la sociedad chilena, de un cambio cultural, político y ético irreversible y de una profundidad no vista", celebra Rolando Jiménez, histórico dirigente del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), principal impulsor de la iniciativa.
Debieron organizarse 35 marchas, 72 protestas, 20 campañas, seis proyectos de ley y 12 años de tramitación en el Congreso. Como precedente, está además la aprobación en 2012 de una "Ley Antidiscriminación", que sanciona los actos arbitrarios motivados por el sexo, la raza o condición social, resistida por años en el Congreso por legisladores derechistas que accedieron a su aprobación tras la conmoción pública generada por el asesinato a golpes del gay Daniel Zamudio.
Ante la huelga de funcionarios del Registro Civil, el gobierno dispuso de un plan especial para garantizar la celebración del AUC a partir del jueves en gobernaciones y por funcionarios especialmente capacitados.