El perro galés Wally se disfrazaba para ir a pedir dulces en Halloween, con frecuencia de plátano y una vez de dinosaurio.
Pero Wally, cuyos dueños son Marc y Cynthia Dalangin de Wharton, New Jersey, ya no tiene esa costumbre. Al igual que muchos perros ocupados, tiene demasiados compromisos. Y como una celebridad incipiente en Instagram, necesita un guardarropa de disfraces de dónde escoger.
Con calendarios sociales saturados, los perros también han tenido que saturar sus clósets. Ya no sólo se disfrazan una vez al año para el Día de Brujas. En estos días, los perros y sus dueños reciben invitaciones a fiestas, disfraces, reuniones, huertos de calabazas, días de campos, bosques de árboles navideños y muchos otros eventos temáticos.
Como resultado, los disfraces caninos son más que un atuendo para que el can lleve a la fiesta. Es indispensable que perros y gatos que se convierten en celebridades sociales tengan un guardarropa variado. Con esto el negocio está a la alza, pues la Asociación Nacional de Minoristas en Estados Unidos calcula que 20 millones de dueños de perros disfrazarán a su mascota este Halloween, gastando unos 350 millones de dólares.
Hace dos años, Wally dejó el simple disfraz de plátano cuando tuvo un cambio de estilo de vida e imagen. Ahora se viste como Elvis Presley y Michael Jackson, y es una estrella en ascenso con 63 mil seguidores en Instagram y 12 mil "Me gusta" en Facebook. La transformación de Wally coincide con la maduración de la industria del disfraz para mascotas.