En una muestra de unidad después de las divisiones ocasionadas por el escándalo de dopaje ruso, los líderes olímpicos otorgaron más poderes a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y avanzaron con los planes para crear un organismo independiente que se encargue de administrar las pruebas.
La reunión de los principales dirigentes deportivos del mundo respaldó a la AMA para que siga a cargo de los esfuerzos mundiales en contra del dopaje, confirmando el papel esencial de la agencia después de meses de relaciones tensas por su pedido para que toda la delegación de Rusia fuese vetada e los pasados Juegos Olímpicos de Río de Janeiro por un programa de dopaje patrocinado por el estado.
Los líderes pidieron a la AMA que dirija un sistema antidopaje "más robusto, más eficiente, más transparente, y con más armonía", y prometieron más financiamiento para que la agencia implemente las reformas necesarias.