Los punks esquivan la censura en China
Esta música ofrece un inusual espacio para la expresión subversiva en la nación asiática.
Reconocible por su cresta fucsia y anaranjada, el cantante chino Shan Lin aboga por la rebelión y el anarquismo, que martillea en el escenario. El punk ofrece un inusual espacio para la expresión subversiva en la represiva China.
"¡Cuantos más anarquistas mejor, cuanto más caos más nos gusta! El desorden, es nuestra vida", dice Shan, un joven de 30 años que pertenece al grupo Shiweizhe (que significa "los manifestantes"), poco antes de un concierto.
En el corazón de "798" -un antiguo complejo industrial del norte de Pekín transformado en un barrio de arte-, un festival punk congregó el mes pasado a un público ecléctico con crestas iroquesas de vivos colores y cabezas rapadas, pero también a estudiantes tranquilos.
Una camiseta vendida por SMZB, un grupo emblemático de Wuhan (centro), anuncia el tono: muestra la columna imperial de la plaza de Tiananmen, símbolo del poder central, con un montón de calaveras a sus pies y la mención "Sueño chino", un eslogan que le gusta del presidente Xi Jinping.
En un ambiente lleno de humo, los hombros chocan entre sí en los “pogos”, donde los espectadores se lanzan unos contra otros, mientras el cantante de Shiweizhe sacude frenéticamente su cabeza sobre un fondo de guitarras estridentes, que contrasta con el pop empalagoso y el rock estéril que dominan el paisaje musical chino.